Ives Castagnino, el músico de Palermo, razonaba de este modo: si el propósito de las mujeres terribles es hacer sufrir a los hombres, tienen dos maneras de lograrlo:
1) No viviendo un romance con ellos.
2) Viviéndolo.
Según parece, al músico lo aterrorizaba mucho más la segunda posibilidad.
Alejandro Dolina, Crónicas del Ángel Gris, La Conspiración de las Mujeres Hermosas.