Vive Dios que yo nunca me acosté con una mujer menor de edad, y no por falta de ganas u oportunidades; que hoy me ven ustedes en horas bajas, pero hubo el día en que tuve presencia y gallardía como el que más, y aún así, por si acaso y me daba en la nariz que eran un poco golfas, exigía cédula de identidad, o en su defecto autorización paterna por escrito para no faltarle a la ética.
Fermín Romero de Torres, en La Sombra del Viento (Carlos Ruiz Zafón).